La creciente concienciación de la sociedad con el cuidado de la salud y del medio ambiente está propiciando que cada vez más marcas y productos se lancen al mercado bajo etiquetas como ecológico, natural, orgánico… Este cambio de enfoque por parte de las empresas es, a priori, muy positivo, ya que conduce a una mayor cuidado por la salud de las personas, a una contribución en el cuidado del planeta por parte de las compañías y, en definitiva, a la adopción de prácticas más éticas y de sistemas de producción más sostenibles. Aunque en muchos casos la motivación de las empresas sea meramente económica, cualquier contribución es bienvenida.
Esta mayor concienciación por parte de consumidores y marcas, también creciente en el ámbito del sector de productos de belleza y cuidado personal, ha contribuido a que se acuñen de nuevos términos que aluden a los aspectos positivos de ciertos productos cosméticos. Es el caso de clean beauty, una etiqueta que busca diferenciar a aquellos cosméticos que son más respetuosos con la salud y con el medio ambiente. Sin embargo, la falta de regularización oficial y legal sobre un criterio de certificación de este tipo de productos en la mayoría de países del mundo hace que, en ocasiones, el término pueda usarse de forma ambigua, como un simple reclamo de marketing. Por ello, hoy vamos tratar de explicar qué implica realmente el término clean beauty, qué tipo de productos cosméticos podemos catalogar como “limpios” y cuáles son los ingredientes a evitar si queremos sumarnos a esta tendencia respetuosa con la salud y con el planeta. También veremos algunos consejos o tips que nos ayudarán a identificar los productos genuinamente limpios y seguros.
¿Qué es clean beauty?
A menudo, podemos confundir el término clean beauty con otro tipo de denominaciones más o menos amplias para los productos de cosmética. Algunas de estas categorizaciones son más amplias y otras más genéricas, pero no hay ninguna de ellas que podamos considerar 100 % equivalente a clean beauty. Los productos catalogados como naturales, ecológicos, veganos o sostenibles, por poner algunos ejemplos, pueden considerarse productos clean beauty o no. Todo dependerá de su composición. En este sentido, podremos entender clean beauty como el término que define a aquellos productos cosméticos de belleza y cuidado personal elaborados con ingredientes libres de tóxicos y respetuosos con la salud de los seres humanos y con el entorno natural. Independientemente del origen natural o sintético de los ingredientes en cuestión. Y es que el que un ingrediente sea natural, no implica que no pueda resultar tóxico para nuestro organismo, ni tampoco garantiza que haya sido extraído y procesado bajo criterios de sostenibilidad medioambiental.
El mayor problema respecto a la mala utilización del término clean beauty viene dado por la falta de un criterio consensuado y de una certificación legal que delimite el marco en el que podemos encuadrar este tipo de productos. Algo que en muchas ocasiones se aprovecha por parte de la industria cosmética para usar el término como un mero reclamo comercial, absolutamente carente del significado real con el que se asocia el término.

Ingredientes a evitar en tus productos de clean beauty
Desde esta perspectiva, la mejor forma de determinar si un producto cosmético puede ser considerado de clean beauty o no, lo mejor que podemos hacer es revisar la lista de ingredientes de su composición. Así, en los productos clean beauty no deberíamos encontrar ningún ingrediente o compuesto considerado como tóxico, contaminante, ni sospechoso de poder resultar perjudicial para la salud.
En la actualidad, la industria cosmética emplea más de 12 000 ingredientes y compuestos químicos diferentes para la fabricación de productos de belleza y cuidado personal. De entre todos estos químicos, naturales o sintéticos, por ahora se han estudiado sobre el potencial tóxico de alrededor del 20 %, unos 2 400. Y de los estudiados, unos 1 200 han resultado ser tóxicos o perjudiciales para la salud. En países como los pertenecientes a la Unión Europea o Canadá, cerca de unos 1 300 de estos ingredientes tóxicos están prohibidos en la fabricación de cosméticos. Sin embargo, en muchos otros países las restricciones son tremendamente más laxas. Es el caso de países como EEUU, donde las leyes que regulan la utilización de estos compuestos, prácticamente desactualizadas desde 1938, solo contemplan 11 prohibiciones.
Así las cosas y como medida de seguridad para nuestra salud y para el medio ambiente, es mejor evitar los siguientes ingredientes tóxicos o sospechosos de resultar perjudiciales para la salud. Muchos de ellos, presentes en gran cantidad de productos para el cuidado de la piel, el cabello y las uñas, o en otros productos cosméticos como los de maquillaje.

Los principales ingredientes tóxicos a evitar para una rutina de clean beauty son estos:
– Parabenos. Los encontraremos etiquetados como compuestos químicos que comienzan con los prefijos metil, etil, propil y butil. Son ésteres del ácido para-hidroxibenzoico que se utilizan como conservantes en la preparación de champús, acondicionadores, bronceadores, lubricantes e incluso dentífricos. El objetivo es alargar la vida útil del producto, matando los microbios, bacterias y hongos que lo degradan. Estos compuestos funcionan como disruptores endocrinos del estrógeno y por ello están relacionados con un mayor riesgo de cáncer de mama. Por su toxicidad, también se los asocia con problemas reproductivos, neurológicos, inmunes y con irritaciones de la piel.
– Ftalatos. Etiquetado como el ftalato de dibutilo (DBP ), dietilftalato (DEP ) o Bisfenol A (BPA). Son agentes acondicionadores de la piel y suavizantes. Su uso cosmético está prohibido en la Unión Europea, pero debemos tener especial cuidado si compramos nuestros productos cosméticos en el extranjero. Se usan en esmaltes de uñas, productos para la piel y en productos aromatizados, para hacer las fragancias más persistentes. Son altamente tóxicos y afectan al sistema reproductivo. También afectan a la fertilidad masculina y al desarrollo de los genitales masculinos.
– Formaldehído. Lo encontraremos como formaldehído, quaternium-15, DMDM hidantoína, imidazolidinyl urea o hidroximetilglicinato de sodio. Forman parte de la composición de muchos suavizantes para el pelo y de esmaltes de uñas, y su función es la de conservar estos productos. El formaldehído es un compuesto cancerígeno. También es sospechoso de causar irritaciones en la piel, problemas de hígado y alergias severas.
– Triclosan. Es un pesticida empleado en pastas dentífricas, desodorantes y cremas para el afeitado. Es altamente tóxico para los ecosistemas acuáticos. Funciona como disruptor endocrino de la función tiroidea y puede causar daños en el sistema reproductivo.
– Fragancias sintéticas. La composición de fragancias y perfumes se considera en muchos casos un secreto comercial, por lo que a menudo las marcas no tienen la obligación de revelar la lista completa de sus ingredientes. Por ello, al comprar productos cosméticos que incluyen los términos “fragancia” o “perfume” en su lista de ingredientes, no podemos saber realmente a qué tóxicos nos estamos exponiendo. Entre ellos, habitualmente se incluyen sustancias disruptoras del sistema endocrino, irritantes y alérgenos.
– Siloxanos. Compuestos presentes en las siliconas como el decametilciclopentasiloxano, ciclotetrasiloxao, ciclometicona o ciclohexasiloxano. Se usan como humectantes en desodorantes y cremas hidratantes. Son potencialmente dañinos para el sistema reproductivo y la fertilidad. Están relacionados con interferencias en las funciones hormonales y con un mayor riesgo de sufrir tumores uterinos.
– Sulfatos. Sulfatos de sodio empleados como antioxidantes sintéticos tales como el butilhidroxianisol (BHA), el butilhidroxitolueno (BHA), el lauril éter sulfato sódico (SLES), el lauril sulfato de amonio (ALS), el Lauril éter sulfato sódico (SLS) o el amonio Lauril Éter Sulfato (ALES). Los encontraremos habitualmente en la composición de barras de labios, productos hidratantes y hasta en algunos productos alimentarios. Pueden causar daños en la pigmentación de la piel y problemas hepáticos y estomacales.
– PEGs. Compuestos como el polietilenglicol, el polietileno o el cetareth. Se emplean como agentes tensoactivos, emulsionantes y acondicionadores para la piel. Son derivados del petróleo contaminados muy frecuentemente con dioxano, un éter cancerígeno capaz de dañar el sistema nervioso.
– Petrolatum o petrolato. A menudo etiquetado como aceite mineral, vaselina, petroleum jelly o jalea de petrolato. Usado como humectante en gran cantidad de productos cosméticos, este hidrocarburo de aceites minerales es potencialmente cancerígeno, genotóxico y puede causar daños hepáticos.
– Fenoxietanol. Este compuesto conservante presente en muchos cosméticos está asociado con una gran cantidad de males como irritación de piel, vías respiratorias y pulmones; o daños en el sistema nervioso, los riñones, el hígado y otros órganos.
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Tips para identificar los productos de cosmética limpia
Para concluir y de cara a que podamos evitar los posibles efectos nocivos de estos ingredientes tóxicos, tanto para nuestra salud como para el medio ambiente, a continuación mostramos algunos consejos que podemos seguir a la hora de identificar los productos de cosmética limpia o clean beauty. Solo debidamente informados podremos tomar las decisiones más responsables con nuestra salud y con el planeta.
- Revisar la lista de ingredientes y composición de los productos. Como ya decimos, el único criterio más o menos común para definir los cosméticos clean beauty consiste en que no incorporen ingredientes tóxicos. Así, nos aseguraremos de que los productos que adquirimos no llevan ninguno de los componentes de los que hablamos en el apartado anterior, en cualquiera de sus diferentes formas y nomenclaturas.
- Elegir productos libres de fragancias sintéticas y tintes. Los productos de belleza y cuidado personal sin fragancias ni tintes son más respetuosos con el medio ambiente. Además, también son menos proclives a provocar irritaciones o reacciones alérgicas.
- Optar siempre que podamos por productos con packaging sostenible. Cuantos menos materiales se empleen para comercializar el producto y más ecológicos sean estos, mejor.
- Dar prioridad a aquellos productos con composiciones sencillas, a partir de pocos ingredientes, mejor si son de origen natural y obtenidos de manera sostenible. Los productos con menos ingredientes en su composición suelen ser más sostenibles para el medio ambiente, ya que requieren un procesamiento menor. Consultar el etiquetado de los productos cosméticos nos dará también información sobre sus elaboraciones, sus prácticas éticas y su sostenibilidad. Aunque aún no hay una certificación oficial para los productos clean beauty, podemos guiarnos por la reputación ecológica de las marcas que sabemos que son sostenibles y respetuosas con la salud.