En un mundo cuya población no deja de crecer de forma vertiginosa —se espera que para el año 2050 unos 10.000 millones de personas habiten el planeta— el futuro a medio plazo se presenta como un reto en el que debemos buscar y diseñar soluciones que nos permitan crear un mundo más sostenible. Esto es fundamental para que podamos hacer frente a los problemas que pueden derivarse de la actual situación de sobrepoblación en la que ya nos encontramos a nivel global: escasez de agua y alimentos, imposibilidad de satisfacer las demandas de consumo energético, aumento de la contaminación, problemas relativos al procesamiento y destrucción de residuos, etc.
Con esta idea en mente, una de las maneras más efectivas en las que podemos contribuir a minimizar nuestra huella ecológica es repensando la forma en la que construimos nuestros hogares y nuestras ciudades. En este contexto es en el que surge la idea de las casas autosuficientes, viviendas proyectadas con la sostenibilidad como uno de sus pilares fundamentales. Una nueva forma de diseñar y construir los lugares donde habitamos que ya es una realidad, en mayor o menor medida, en muchos lugares del mundo. Por ello, hoy vamos a adentrarnos en el concepto de la casa autosuficiente. Veremos cuáles son sus principales características y aquello que debemos tener en cuenta si estamos planteándonos construir una vivienda de este tipo. Una serie de principios que definen a las casas autosuficientes y que también pueden servirnos como guía de medidas a tomar para que nuestra actual vivienda sea un poco más autosuficiente.
¿Qué son las casas autosuficientes?
Las casas autosuficientes son aquellas capaces de satisfacer la demanda de suministros que se deriva de su habitabilidad.
Hablamos tanto de suministros energéticos, que principalmente se verán satisfechos por el uso de energías renovables y la generación de electricidad en el propio hogar; como de otro tipo de recursos necesarios para el correcto desarrollo de la vida cotidiana: agua, iluminación, aclimatación, producción de alimentos, etc. Esto significaría que la casa genera todo lo necesario para la vida en ella, sin la necesidad de que la vivienda esté conectada a redes externas de abastecimiento (red eléctrica y suministro de aguas principalmente), de ahí el calificativo de “autosuficientes”. Pero las casas autosuficientes son además viviendas pensadas para llevar a cabo una vida sostenible que permita minimizar al máximo nuestra huella ecológica. Por ello, este tipo de viviendas deben dar también una solución al tratamiento de nuestros residuos de la manera más respetuosa posible con el medio ambiente.
Casas autosuficientes: algunos principios básicos
Desde el momento en el que el ser humano necesita los recursos naturales del planeta para respirar, para alimentarse y para satisfacer todas sus necesidades más elementales, es imposible que no generemos ningún tipo de impacto ambiental a lo largo de nuestras vidas. Lo que sí podemos hacer es minimizar este impacto, esta huella ecológica, y tratar de compensarla en la medida de lo posible.
De forma análoga, conseguir una casa 100 % autosuficiente, que provea de todo lo necesario a sus habitantes para que puedan llevar a cabo una vida cómoda y en la que no dependan para nada del exterior, es muy complicado. Pero lo que sí es factible es intentar seguir, en la medida de lo que esté en nuestra mano, una serie de principios y medidas para que nuestras viviendas sean lo más autosuficientes y sostenibles que nos sea posible. Todo esfuerzo que nos acerque a ese impacto ambiental nulo ideal será un paso más hacia un mundo un poquito mejor.
Algunas de los principios o medidas que deben perseguir las casas ecológicas serían los que siguen a continuación.
1. Tamaño
Si estamos pensando en construir una casa autosuficiente desde cero, lo primero que deberemos hacer es definir cuál es su tamaño adecuado. Es importante que la casa tenga unas medidas adecuadas a nuestras necesidades reales y que optimicemos el espacio de la mejor manera posible. Una casa más grande de lo necesario supone malgastar en materiales de construcción y conlleva una mayor demanda de energía en el día a día.
2. Orientación
La orientación que le demos a nuestra vivienda puede jugar en nuestro favor de cara a minimizar el gasto energético que necesitaremos emplear para climatizar e iluminar la casa. Todo dependerá de la ubicación de la casa en cuestión y de las características del entorno donde se establezca. Por ejemplo, si nuestra casa está situada en una latitud norte, podemos orientar la fachada principal hacia el sur, para maximizar las horas de luz natural de las que podremos disfrutar: las estancias en las que más estemos durante las mañanas, quedarán orientadas al este (cocina, lugares de trabajo…), para aprovechar la salida del sol; mientras que las estancias que usemos por la tarde (dormitorios, salón…) , quedarán orientadas hacia el este para absorber los últimos rayos de luz del día.
También evitaremos situar ventanas de tamaño excesivo en la cara norte del inmueble, ya que estas pueden propiciar una disipación del calor desde el interior de la vivienda a través del contacto de la fachada con las masas de aire frío que vengan desde el norte.
3. Aislamiento
La aclimatación de la casa es uno de los puntos que más hay que tener en cuenta a la hora de diseñar un hogar energéticamente eficiente, ya que mantener la casa a la temperatura adecuada conlleva un importante gasto de energía. En este sentido podemos emplear materiales naturales y reciclados para aislar nuestra vivienda, intentando evitar las transmisiones de calor y frío entre la casa y el exterior.

Los jardines y huertos verticales, o el uso de vegetación como revestimiento de la cubierta de la casa, también son una buena manera de regular la temperatura de nuestro hogar de forma natural. En el caso de que vivamos en una zona en la que las estaciones del año sean muy acentuadas, plantar árboles de hoja caduca en los alrededores de la casa nos ayudará a filtrar la luz excesiva en verano. Mientras, en invierno, la caída de las hojas permitirá un mayor paso de luz a nuestro hogar.
4. Generación de energía
Uno de los principales puntos a tener en cuenta para lograr una casa autosuficiente es la generación de nuestra propia energía. Una energía que utilizaremos para iluminar las estancias de nuestra casa, para hacer funcionar nuestros electrodomésticos o para obtener calor. Para ello, lo ideal es contar con algún sistema de generación de electricidad a partir de energías renovables: paneles solares, aerogeneradores, molinos hidroeléctricos. También deberemos contar un sistema de baterías que nos permita almacenar y disponer de la energía a lo largo de todo el día.
Si no tenemos la posibilidad de equipar nuestra vivienda con este tipo de equipos y desconectarnos totalmente de la red, una buena alternativa puede ser la contratación de algún tipo de “tarifa verde” en la que nos aseguremos que la compañía que nos suministra solo emplea el uso de energías renovables para producir la electricidad que nos proporcione. Para ello, deberían hacernos llegar un certificado de garantía de origen de la energía con cada factura.
Si estamos construyendo nuestra casa autosuficiente, además de la producción de energía eléctrica, también podemos considerar posibilidad de emplear la propia energía térmica que irradia el subsuelo para calentar nuestro hogar, bien a través de una construcción que optimice su aprovechamiento o de la instalación de sistemas de circulación de aire o agua diseñados para este fin, a modo de “radiadores naturales”.
El uso de estufas que funcionen con combustibles naturales, como la madera, o con biomasa, como los pellets, son una solución a tener en cuenta en el caso de que vivamos en una zona especialmente fría.
5. Obtención de agua y optimización de su consumo
La obtención y el correcto aprovechamiento del agua es otro de los pilares básicos sobre el que se fundamentan las casas autosuficientes. Lo ideal será que la propiedad en la que se construye la casa cuente con algún tipo de suministro natural de agua potable: un arroyo cercano, un pozo, etc.

También es interesante la posibilidad de instalar sistemas que recojan, almacenen y purifiquen el agua de lluvia para diferentes usos. Un sistema potabilizador nos permitirá disponer de agua para beber. Si esto no es necesario, un sistema de filtrado más sencillo será suficiente para reutilizar el agua de lluvia como agua sanitaria para nuestras tareas domésticas y hábitos de limpieza: higiene personal, lavado de ropa, limpieza de la casa, etc.
Una vez que usamos el agua de lluvia, o la obtenida por otros medios, como agua sanitaria, podemos reutilizarla una tercera vez después de tratarla adecuadamente para regar nuestras plantas y dársela de beber a animales.
6. Gestión y tratamiento de residuos
El correcto tratamiento de los residuos orgánicos que generamos en nuestro día a día es otro de los puntos clave que definen a una casa autosuficiente. Pensemos, por ejemplo, en los desechos generados en el uso del WC. Actualmente existen métodos en los que podemos procesarlos y aprovecharlos como fertilizantes naturales o compost. O al menos deberemos contar con algún tipo de sistema séptico respetuoso con el medio ambiente.
En cuanto a otro tipo de residuos no orgánicos, el consumo responsable, la reutilización y el reciclaje son las claves para una vivienda autosuficiente en lo que refiere a este aspecto.
7. Producción de alimentos
Los seres vivos necesitamos alimentarnos y para ello empleamos principalmente vegetales y animales. Quizá este sea uno de los puntos más complicados de cumplir para conseguir una casa 100 % autosuficiente, por la dificultad de poder generar por nuestros propios medios todos los alimentos que necesitamos para vivir y poder disfrutar de la comida. Pero siempre podemos acercarnos. Tener nuestro propio huerto donde cultivar vegetales ecológicos o hierbas comestibles, construir un pequeño gallinero para la obtención de huevos o contar con cabras que pueden proporcionarnos leche de forma diaria son algunos pasos que podemos dar en esta dirección. De forma complementaria o alternativa, podemos priorizar el consumo de alimentos de origen local.
Lejos de ser una idea para el futuro, las casas autosuficientes son una realidad actual. Está claro que aún no son el tipo de viviendas mayoritarias en el mundo, pero no es menos cierto que las principales tendencias dentro del mundo de la arquitectura apuntan hacia esta dirección. Y es que, a la larga, no nos va quedar otra alternativa que construir un mundo cada vez más sostenible. Qué mejor manera que empezar por nuestra propia casa.